Casa Fuerte
A mediados del siglo XVI, Adeje albergó la última refinería de azúcar de la isla, alimentada por las aguas del Barranco del Infierno. Este molino estaba ubicado en la Casa Fuerte antes de su construcción y su producción fue la más importante de Tenerife.
En el año 1553, Pedro Ponte pidió construir una fortificación para defender la zona de las continuas incursiones piratas que devastaban la costa de Adeje. En el año 1555 se autorizó y en 1556 se construyó una casa fuerte que se convirtió durante tres siglos en el centro político, económico y social de la jurisdicción de Adeje, bajo el majestuoso régimen del Puente.
Una residencia fortificada, mezcla de masía y fortaleza, de planta casi cuadrada, ocupaba una superficie de 9.024 vara castellana (7.200 metros cuadrados). Consistía en un castillo y una torre del homenaje, almacenes, hórreos, un establo, una fragua, una panadería, hornos, casas para sirvientes y administradores, un oratorio y el palacio principal. Según el naturalista francés Berthelot «la sala más importante es la Sala de Archivos», que contaba con cuatro grandes vitrinas repletas de documentos, definidos por el historiador Viera y Clavijo «el Tesoro de Canarias».