Los Ayuntamientos de La Victoria de Acentejo y La Matanza de Acentejo cruzan siempre sus vicisitudes históricas y, en cualquier caso, basadas en la historia y las consecuencias de la guerra entre los aborígenes y los castellanos que ingresan al ADN del territorio, devolviendo durante siglos el recuerdo de sus tradiciones y su historia.
En el período anterior a la conquista de Tenerife por el ejército español, el lugar donde ahora se encuentra la ciudad de La Victoria de Acentejo estaba sujeto al Menceyato de Taoro.
Comúnmente conocido por los Guanches como Acentejo, compartió con La Matanza su propio futuro político / social con total autonomía, mientras que el nombre actual de municipio / municipio dado por los castellanos se remonta a finales del siglo XV, en correlación con la derrota de los Guanches por parte de Alonso Fernández. de Lugo Después de muchas horas de lucha, las milicias de la isla de Tenerife fueron derrotadas en un segundo enfrentamiento armado, por lo que el castellano, en plena victoria, comenzó a gritar «¡Victoria!» «¡Victoria!» Grito que se convirtió en un definición local
Alonso Fernández de Lugo, conquistador de Tenerife, en agradecimiento por el triunfo que había obtenido, prometió construir allí una ermita en honor de la Reina de los Ángeles, bajo la invocación de Nuestra Señora de la Victoria. Ese año, el día de Navidad se celebró junto a un pino que todavía existe hoy.
A partir de 1812, año en que los Corti Liberali de Cádiz dieron a luz a la Constitución, todos los lugares que tenían parroquias dentro de ellos estaban autorizados a convertirse en municipios independientes.
La Victoria de Acentejo presumiblemente accede al funcionario municipal y a la independencia en 1813, aunque estos datos no pueden verificarse debido a la desaparición de los archivos municipales debido a un incendio a principios del siglo XIX.
Ubicado en el lado noreste de la isla, el municipio de La Victoria de Acentejo limita al este con el Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo, cerca del Barranco de San Antonio; al oeste con el Ayuntamiento de Santa Úrsula, cerca del Barranco Hondo y al sur con la cordillera montañosa, el Dorsal, un límite natural entre este Ayuntamiento y los de Candelaria y Arafo, mientras que al norte, el Océano Atlántico es el límite natural de Tenerife.
El relieve es muy pronunciado y lo atraviesan numerosos barrancos, como Barranco Hondo y Barranco de San Antonio, a los que parte de su camino se une con los de Bobadilla y Marta, en los que hay galerías de agua utilizadas para el riego en el común. El resto de los Barrancos son menores pero contribuyen al paisaje característico del municipio. Las alturas máximas que tiene el relieve victoriano son las de Las Lagunetas, a 1.500 m de altitud, La Morra a 1600 metros. El Risco Negro a 1400 mt.
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